martes, 18 de diciembre de 2012
Comentario desamortización
Comentario desamortización
La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII por Godoy (1798), ministro y favorito de Carlos IV, y cerrado ya muy entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). El concepto "desamortizar" hace referencia a privar a alguien de una propiedad si no la explota correctamente; es decir, si dicha propiedad está en poder de manos muertas. Una plena producción agrícola a fin de acrecentar la prosperidad y poder de la nación hacía necesaria aquella desamortización. Obviamente, esto iba en menoscabo del poder que tradicionalmente habían detentado los estamentos eclesiástico y nobiliario.
Así pues, la desamortización consistió en la expropiación forzosa y subasta pública de las tierras y bienes hasta entonces inalienables; es decir, propiedades desatendidas por parte de la Iglesia Católica o las órdenes religiosas y que fueran acumuladas por aquellos habituales beneficiarios de donaciones, testamentos y abintestatos. También se contaron en la magna operación los llamados baldíos y tierras comunales de los municipios. En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos similares. Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Además, el estado obtenía unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda pública.
La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX. La desamortización fue usada principalmente para vender las propiedades de la Iglesia a la clase burguesa, que sí que pagaría impuestos, además de darle uso comercial, industrial... a esa tierra. Las desamortizaciones hicieron que España viese rotas sus relaciones con el Vaticano en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Las principales desamortizaciones en este tiempo fueron las de Mendizábal y Madoz.
Así pues, la desamortización consistió en la expropiación forzosa y subasta pública de las tierras y bienes hasta entonces inalienables; es decir, propiedades desatendidas por parte de la Iglesia Católica o las órdenes religiosas y que fueran acumuladas por aquellos habituales beneficiarios de donaciones, testamentos y abintestatos. También se contaron en la magna operación los llamados baldíos y tierras comunales de los municipios. En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos similares. Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Además, el estado obtenía unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda pública.
La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX. La desamortización fue usada principalmente para vender las propiedades de la Iglesia a la clase burguesa, que sí que pagaría impuestos, además de darle uso comercial, industrial... a esa tierra. Las desamortizaciones hicieron que España viese rotas sus relaciones con el Vaticano en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Las principales desamortizaciones en este tiempo fueron las de Mendizábal y Madoz.
Comentario Colbert-Mazarino
Comentario colbert-mazarino
Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar [al contribuyente] ya no es posible. Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello…
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el Estado…!! cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!! No se puede mandar el Estado a prisión… Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose. Todos los Estados lo hacen!
Colbert: Ah sí? Usted piensa eso? Con todo, precisamos de dinero. Y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos? Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso de Gruyere o como el orinal de un enfermo!!. Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres!! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos…, cada vez más…, siempre más! A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos¡¡. Son una reserva inagotable!!.
En este diálogo entre Colbert y Mazarino se refleja una situación que está de actualidad en los tiempos de crisis que vivimos. Como nos dice el texto, cada día pagamos más y más impuestos, pero llega un momento en el que los pobres no pueden pagar más y los ricos no lo quieren hacer. EntoncesMazarino dice que se deben crear impuestos sobre los que no son ni ricos ni pobres, la clase media que sueña con enriquecerse y teme llegar a ser pobre, por lo que trabaja día a día y no se queja de los impuestos adicionales que le cobren. En la actualidad esto también está ocurriendo, lo vemos en las subidas de impuestos como el IVA y los numerosos recortes que está sufriendo la sociedad española, centrados principalmente en la figura de la clase media que está siendo la más castigada.
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el Estado…!! cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!! No se puede mandar el Estado a prisión… Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose. Todos los Estados lo hacen!
Colbert: Ah sí? Usted piensa eso? Con todo, precisamos de dinero. Y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos? Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso de Gruyere o como el orinal de un enfermo!!. Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres!! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos…, cada vez más…, siempre más! A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos¡¡. Son una reserva inagotable!!.
En este diálogo entre Colbert y Mazarino se refleja una situación que está de actualidad en los tiempos de crisis que vivimos. Como nos dice el texto, cada día pagamos más y más impuestos, pero llega un momento en el que los pobres no pueden pagar más y los ricos no lo quieren hacer. EntoncesMazarino dice que se deben crear impuestos sobre los que no son ni ricos ni pobres, la clase media que sueña con enriquecerse y teme llegar a ser pobre, por lo que trabaja día a día y no se queja de los impuestos adicionales que le cobren. En la actualidad esto también está ocurriendo, lo vemos en las subidas de impuestos como el IVA y los numerosos recortes que está sufriendo la sociedad española, centrados principalmente en la figura de la clase media que está siendo la más castigada.
Comentario: Diezmo
Comentario: Diezmo
Aferrándonos a su definición, el diezmo (además de un sinónimo de décimo) es precisamente ladécima parte de un beneficio, que se paga voluntariamente o a modo de impuesto. Ahora, si echamos un vistazo al diccionario, podemos ver reflejada toda su historia:
Sin embargo, tenemos ante nosotros una noticia de El País del 2006 que parece negar la situación que ya en 1837 era suprimida por ley (o al menos con el nombre de diezmo). El caso de dos campesinos coruñeses que se ven aún atados a la ofrenda de un diez por ciento de sus obtenciones en unos campos que siguen siendo de la Iglesia. ¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo: los campesinos quieren vivir y la Iglesia seguir ganando; y nadie fuera de este círculo parece salir beneficiado o perjudicado de ello. Si además tomamos consciencia de que aún durante la primera mitad del siglo XX estaba totalmente asumido por parte de los labregos gallegos que debían ser sumisos a los hidalgos que amablemente les dejaban trabajar y habitar sus tierras; no nos debería extrañar esta situación. No es el mismo caso, por suerte no parecen quedar atisbos de esa grave situación, pero al menos nos hace darnos cuenta de que el diezmo no es nada descabellado teniendo en cuenta lo que se tenía que soportar tan solo una o dos generaciones atrás.
En 1993, como explica este extracto del periódico, fue aprobada por el Parlamento Gallego una ley que permitía la compra de aquellos terrenos que por deudas remontadas hasta siglos atrás pertenecían aún al clero. El precio a pagar, no poco costoso y por supuesto sujeto a posibles presiones por parte de la poderosa Iglesia, compensaba poco a los campesinos. En España tenemos muy asumido que no es problema meternos en hipotecas de hasta 40 años, así que podemos permitirnos hacer un paralelismo entre las dos situaciones. Salvo que en el primer caso, la vida de los labradores dependía de esas tierras que habían estado labrando durante toda su vida.
Y ahí no acaba la cosa: según este artículo, el pacto se reescribía en 1927, demostrándose que el asilo no tenía ningún problema en admitir que no se trataba de ningún despiste histórico, como tantos otros.
Este, desgraciadamente, no es el único caso reciente. Podemos encontrar, en un artículo del archivo de El País, de 1989, un caso en el que un campesino hubo de pasar no pocas peripecias para terminar con el arrendamiento al que se veía sometido. Y como estos dos, hay estimados hasta 800 tan solo en Galicia.
- Tributo del diez por ciento que sobre el valor de ciertas mercancías recibía el rey.
- Contribución que pagaban los fieles a la Iglesia, consistente en la décima parte de sus frutos.
Sin embargo, tenemos ante nosotros una noticia de El País del 2006 que parece negar la situación que ya en 1837 era suprimida por ley (o al menos con el nombre de diezmo). El caso de dos campesinos coruñeses que se ven aún atados a la ofrenda de un diez por ciento de sus obtenciones en unos campos que siguen siendo de la Iglesia. ¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo: los campesinos quieren vivir y la Iglesia seguir ganando; y nadie fuera de este círculo parece salir beneficiado o perjudicado de ello. Si además tomamos consciencia de que aún durante la primera mitad del siglo XX estaba totalmente asumido por parte de los labregos gallegos que debían ser sumisos a los hidalgos que amablemente les dejaban trabajar y habitar sus tierras; no nos debería extrañar esta situación. No es el mismo caso, por suerte no parecen quedar atisbos de esa grave situación, pero al menos nos hace darnos cuenta de que el diezmo no es nada descabellado teniendo en cuenta lo que se tenía que soportar tan solo una o dos generaciones atrás.
En 1993, como explica este extracto del periódico, fue aprobada por el Parlamento Gallego una ley que permitía la compra de aquellos terrenos que por deudas remontadas hasta siglos atrás pertenecían aún al clero. El precio a pagar, no poco costoso y por supuesto sujeto a posibles presiones por parte de la poderosa Iglesia, compensaba poco a los campesinos. En España tenemos muy asumido que no es problema meternos en hipotecas de hasta 40 años, así que podemos permitirnos hacer un paralelismo entre las dos situaciones. Salvo que en el primer caso, la vida de los labradores dependía de esas tierras que habían estado labrando durante toda su vida.
Y ahí no acaba la cosa: según este artículo, el pacto se reescribía en 1927, demostrándose que el asilo no tenía ningún problema en admitir que no se trataba de ningún despiste histórico, como tantos otros.
Este, desgraciadamente, no es el único caso reciente. Podemos encontrar, en un artículo del archivo de El País, de 1989, un caso en el que un campesino hubo de pasar no pocas peripecias para terminar con el arrendamiento al que se veía sometido. Y como estos dos, hay estimados hasta 800 tan solo en Galicia.
Mapa divisiones administrativas España después de 1833
Mapa de las divisiones administrativas después de J.Burgos (1833)
Inmediatamente después de la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833,
la regente María Cristina de Borbón trató de llegar a un acuerdo con los partidarios de
don Carlos María Isidro sin perder el apoyo, al otro lado, de los liberales.
Esa fue la misión que le confió a Francisco Cea Bermúdez, líder de un gobierno que duró apenas tres meses.
Sin embargo, aunque los esfuerzos por atraerse a los carlistas fueron vanos,
su gobierno emprendió una reforma de gran envergadura, que sigue estando vigente en España
más de siglo y medio después: la división de España en provincias.
la regente María Cristina de Borbón trató de llegar a un acuerdo con los partidarios de
don Carlos María Isidro sin perder el apoyo, al otro lado, de los liberales.
Esa fue la misión que le confió a Francisco Cea Bermúdez, líder de un gobierno que duró apenas tres meses.
Sin embargo, aunque los esfuerzos por atraerse a los carlistas fueron vanos,
su gobierno emprendió una reforma de gran envergadura, que sigue estando vigente en España
más de siglo y medio después: la división de España en provincias.
Mediante una simple circular en noviembre de 1833 , su secretario de estado de Fomento, Javier de Burgos,
creó un estado centralizado dividido en 49 provincias. Las provincias recibieron el nombre de sus capitales
(excepto cinco de ellas, que conservaron sus antiguas denominaciones: Asturias,con capital en Oviedo, Navarra,
con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao)
creó un estado centralizado dividido en 49 provincias. Las provincias recibieron el nombre de sus capitales
(excepto cinco de ellas, que conservaron sus antiguas denominaciones: Asturias,con capital en Oviedo, Navarra,
con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao)
El proyecto de Javier de Burgos es prácticamente el mismo que el de 1822, pero sin las provincias
de Calatayud, Vierzo y Játiva; además, otras provincias cambian de nombre al cambiar de capital.
de Calatayud, Vierzo y Játiva; además, otras provincias cambian de nombre al cambiar de capital.
Mapa divisiones administrativas España antes de 1833
Mapa: Divisiones administrativas de España antes de J. Burgos
La reforma territorial inmediatamente anterior a la de Javier de Burgos en 1833 fue la de enero de 1822, ideada por tanto durante el Trienio Liberal. Se trataba de una división más bien provisional en 52 provincias, algunas de ellas completamente nuevas, como las de Almería, Málaga, Huelva, Calatayud o Logroño. En una búsqueda por la igualdad en toda la península, el gobierno se rigió por criterios de población, extensión y coherencia geográfica.
A pesar de que, debido a la vuelta del absolutismo, la reforma nunca se llevó realmente a cabo, el mapa representativo de esta división de 1822 era igualmente representativa de la realidad política de la época; ya que los cambios que se habían realizado respecto a la anterior segmentación eran más bien pocos.
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